Las empresas vivas son el resultado de un proceso de análisis interno por el que atravesaron todas las personas que hacen parte de dicha organización. Y para lograrlo son necesarios los principios sistémicos que permiten una reflexión más profunda.

La aplicación de los principios sistémicos de Bert Hellinger funciona tanto en grupos familiares como en empresas. En cualquiera de los dos, lo que permiten es ordenar el sistema.

No importa si eres empleado, si eres empresario, si eres consultor, si eres directivo o socio, haces parte de esa estructura y transición sistémica en el grupo en el que estás.

Y lo valioso de aplicar estos principios es lograr que a través de esa organización se pueda expresar el sistema a través de quienes lo conforman y que por tí mismo puedas acompañar ese proceso.

En las empresas por ejemplo, se trata de llevar el sistema y acompañarlo hasta donde se quiere dirigir. Y ese es, precisamente, el paradigma de los cambios.

Así es como la claridad se da paso en la empresa que es un organismo vivo y como tal tiene un propósito, un destino, una fuerza interna.

Si lo pensamos bien, se trata de encontrar sentido y es lo mismo que compartimos nosotros a nivel personal. Queremos encontrar respuestas, ¿por qué estamos aquí?, ¿para qué?, ¿cuál es nuestro propósito?

 

Empresas Vivas: El Rol de la Conciencia Empresarial

Al igual que con nosotros, en el sistema empresarial las organizaciones toman fuerza propia y definen hacia dónde quieren dirigirse y eligen siempre ponerse al servicio de la vida.

Las empresas están al servicio de la vida, no solo porque están integradas por personas que además pertenecen a una familia, sino porque contribuyen a la expansión de sociedades y al bienestar de todos los individuos que se nutren de ellas.

Sea como clientes, como empleados o como proveedores, hacemos parte del sistema, contribuimos con esa fuerza e impulso propio que tiene la empresa. Y nos corresponde también aprender a detectar y ver la empresa como guía, más que tratar de controlarla.

Esos momentos de conciencia en las empresas son los que llevan a las transformaciones y a que cambien y se ajusten las cosas.

Pero, vamos a ver ahora, la diferencia entre que ocurra una transformación en el sistema y que logre alcanzar el punto de equilibrio nuevamente.

Porque claro, el cambio también implica movimiento y que lo que teníamos fijo, ya no lo esté.

 

Principios Sistémicos y Desafíos de Liderazgo Empresarial

Cuando estamos de nuevo estables es que empezamos a vivir conscientemente las situaciones y viene todo este contexto social al interior de la empresa que nos lleva a profundas crisis que necesitan ser solucionadas, también desde dentro.

Entonces, aquí toma más valor la participación de los empresarios y líderes en el proceso, porque son ellos y desde ese rol, quienes demandan información y necesitan descubrir qué está pasando al interior del sistema.

A veces, las herramientas tradicionales no son suficientes y si estamos en ese rol de liderazgo, es ahí donde debemos pararnos en otro lugar de conciencia y empezar a ver la empresa de otra manera.

No como algo que yo controlo o lidero, sino como un ser vivo que finalmente está en movimiento, en expansión.

Por eso es que la sistémica familiar también se relaciona a este escenario corporativo, porque cuando se entiende en dónde se está en lo familiar, es más fácil verse en lo empresarial.

Y por eso, necesitamos entender que somos movidos y que siempre, ante todo ese movimiento y transformación de la empresa, estamos en esa conciencia y podemos permitirnos ver lo que eso puede traer para nosotros y para el mismo sistema.

En este punto, no solo hablo de los líderes, me refiero en general a todos aquellos que lo componen y hacen parte de él.

 

Empresas Vivas: Los Ciclos de la Vida Organizacional

Cuando hablo de sistema en este ámbito de la organización, me refiero a poder pararnos en ese lugar a tener otra información que nos va a mostrar nuevos caminos y es muy valioso.

Entonces, al suceder estos movimientos tan grandes a nivel social, a nivel de la vida misma, la empresa también empieza su transformación hacia un mejor estado en el que pueda seguir en la vida o reconocer que su finitud es amada.

Y esto a veces puede no ser fácil para nosotros, porque reconocer también que llega un momento de finitud para los seres humanos no es cosa fácil. Pero, son los ciclos mismos de la vida, no más.

Por ejemplo, el tema de tener que afrontar la muerte de un ser querido es poder afrontar lo que la vida misma nos muestra en cuanto a ciclos, porque son ciclos y el que muere ha terminado algo, aunque no quiere decir que se acabó la vida.

Por el contrario, hace parte de la vida. La muerte misma es parte de la vida y si nos damos cuenta, somos sistemas en movimiento por este tipo de procesos: el nacimiento, crecimiento, desarrollo y finitud.

La naturaleza misma lo hace, y cómo las empresas están inmersas en la vida pasa lo mismo. Entonces, poderlo reconocer de esa manera nos pone en un lugar diferente, sobre todo a no sentir que fracasamos.

Sino a sentir que aprendimos de ese proceso y que ahora estamos viendo nuevas posibilidades que nos van a llevar a un lugar diferente. Porque la vida es experiencias a través de los momentos, del aprendizaje y la transformación.

 

Sistémica en las Organizaciones: Dejar Atrás y Avanzar

Una de las situaciones más fuertes para los empresarios, empleados, directivos, y en general las personas que están inmersas en ese sistema organizacional, es tener que ver estos ciclos de finitud y tomar la decisión de moverse a otro lugar.

Claro y no es que sea algo malo, es que aceptar que las cosas deben cambiar y prepararse para asumir lo que implica el cambio no es tarea fácil.

Y ese nuevo lugar al que debe dirigirse el sistema, seguramente va a traer mayores aprendizajes y oportunidades porque hay más expansión y más conocimiento que en este lugar en el que ya está siendo suficiente.

Entonces, reconocerlo duele, porque obviamente cuando cerramos etapas o procesos de nuestra vida tenemos que dejar atrás, tenemos que soltar, y eso duele.

Pero también es muy importante reconocer que no fue un fracaso, sino que por el contrario fue un aprendizaje que nos tiene en otro lugar para aportar a la vida o expandirnos de otra manera.

Antes fuimos unos dentro de la empresa y ahora somos otros. Y reconocerlo de esta forma nos lleva a sentirnos mejor y más cómodos. Evitando a su vez, ser duros con nosotros mismos y poco amorosos, no reconociendo que pasamos por una transformación.

 

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