Cuando vi por primera vez la película Matrix mi vida cambió. Ya había estudiado sobre física cuántica y creación consciente. Ya tenía las bases para entender que todo es energía y también que, nuestros pensamientos, crean nuestra vida y determinan nuestros estados emocionales.

Sin embargo, la idea de que estamos sumergidos en una realidad virtual y que lo que llamamos “realidad” no existe era algo que hasta ese momento me eludía.

Viendo la película pude integrar conceptos que entendía, pero realmente no comprendía. Es el fenómeno que llamamos cambio de paradigma: de pronto ya no puedes ver el mundo como antes, tu forma de pensar cambia e inmediatamente la realidad que te rodea lo hace también.

En la película te muestran cómo el personaje principal tiene esta sensación de que las cosas no son lo que parecen, hay algo más, algo que le daría sentido a lo que sucede a su lugar en la vida. Es un potencial que presiente, pero aún no logra ver.

De pronto, se deja guiar por un maestro que lo invita a “ver la realidad” con la advertencia de que ya no hay vuelta atrás, una vez que te des cuenta no puedes volver a ser el mismo nunca más. El protagonista acepta el reto y descubre que todo lo que hasta ahora creía que era la realidad era solo una simulación creada por un computador.

Él había estado toda su vida realmente dormido, conectado a un programa que corre permanentemente en su mente y que siempre ha creído que es la realidad.

La ciencia actual te muestra que esto más que ficción, es una realidad.

Para tu cerebro no hay diferencia entre lo que ve y lo que imagina. Tú crees que son tus ojos los que ven y tus oídos los que escuchan. En verdad, tus sentidos solo captan ondas de vibración en diferentes frecuencias (visible, auditiva, etc.) y tu cerebro toma toda esta información y “crea” una imagen perceptual de lo que llamas realidad.
Tal como sucede en la película, lo que ves y percibes con tus sentidos “no existe”. Solo hay ondas de energía transportando información y tu cerebro te cuenta una historia o crea una imagen interna coherente con base en lo que “para ti es posible”.

Un símil que puede ayudarte a entender esto es el de los juegos de realidad virtual. En ellos tú te pones una máscara que crea imágenes 3D tan nítidas que crees que estás metido en el ambiente del juego. Creas un “avatar” o personaje que quieres representar y que será quien cumpla todos los recorridos o metas del juego.

El juego tiene unas reglas que generalmente vas aprendiendo por medio de ensayo, error e intuición a medida que avanzas. Hay unas tareas o logros que se esperan de ti y que serán condición para pasar a niveles más altos de juego y para obtener premios o recursos que puedes ir usando más adelante.

Tú podrías, en un momento dado, olvidar que estás jugando y sumergirte en la realidad virtual, igual que cuando despiertas de un sueño tan vívido que te toma un rato recordar cuál es la realidad y despertar a ella. Así mismo, en el juego, es posible que olvides la realidad por un momento y te creas que eres el avatar y estar dentro del juego es lo único que hay, esa es “tu realidad” por un momento.

Pero siempre tienes la posibilidad de quitarte el visor si logras recordar quién eres realmente.

Lo que llamas “realidad” funciona de la misma manera. Eres un ser consciente “no físico” teniendo una experiencia aparentemente física, pero que es solo un universo con reglas precisas en el que puedes jugar un rato a ser un cuerpo que siente y que avanza aprendiendo e interactuado con otros jugadores.

Al nacer todavía eras consciente de lo que eras realmente, pero a medida que ibas creciendo te ibas convenciendo (con ayuda de los adultos) de que esta es la única realidad, hasta el punto de creerte que eres este cuerpo (avatar), y que la realidad es este entorno que percibes.

Eventualmente llegará lo que llamas muerte y entonces te quitarás el visor y podrás recordar lo que realmente eres y darte cuenta de que es simplemente un juego, lo que eres realmente no puede ser tocado, dañado o morir.

¿De qué se trata entonces el juego?

Yo creo que se trata de experimentarte como un cuerpo físico que puede sentir en un ambiente que permite aprender, crecer, expandirse; pero sobre todo, en un lugar donde puedes crear conscientemente experiencias de expansión y aprendizaje.

Cuando estudiamos la ciencia de los últimos 120 años, podemos reconocer que somos co-creadores de nuestra vida. Lo que piensas y sientes determina lo que vives, desde la salud hasta el encuentro con el amor de tu vida o la manifestación de un gran sueño.

También co-creas tus más grandes miedos o repites los patrones de escasez o abandono de tu Sistema Familiar. Pero es solo un juego y, al ser un juego, tiene reglas claras y precisas que puedes aprender y, mientras juegas y practicas, te haces mejor y puedes avanzar hacia nuevas experiencias y acceder a más recursos.

Para mí este concepto ha sido de gran expansión. Por un lado, me permite tomarme la vida menos en serio, con gratitud y entendiendo que lo que pasó y la historia de mis ancestros es parte de la programación de este avatar que estoy representando y, por lo tanto, sanar y aprender de la historia me permite avanzar en el juego con más fuerza y herramientas.

Por otro lado, tengo el poder de reconocer que de alguna manera “yo elegí” venir a esta vida y jugar este juego, no soy víctima de las circunstancias o de la realidad, es solo un juego. Tarde o temprano va a terminar y solo yo puedo decidir si quiero aprender las reglas y ponerlas a mi favor o seguir resistiéndome a ellas y sufriendo en el proceso. Esto es liberador.

Además, esta idea, pone de presente mi espiritualidad. Puedo irme haciendo consciente de que yo soy mucho más que este cuerpo y esta vida y la vida es mucho más que lo que puedo percibir con mis sentidos. De pronto, se abre un nuevo nivel para mí en el cual soy un ser consciente viviendo esta experiencia física, lo que “soy” es más amplio y misterioso de lo que podía pensar.

Una forma de aprender las reglas de juego y ponerlas a mi favor ha sido aprender a Crear la Vida que deseo.

¿Cómo? Estudiando las reglas de juego, es decir, la forma en que la realidad funciona y aprendiendo a jugar a mi favor, reconociendo en cada reto o dificultad un nivel de aprendizaje nuevo y un reto de avance en mi expansión. Retando mis creencias limitantes y actualizando mi forma de pensar con información proveniente de la ciencia de este milenio y de la sabiduría mística milenaria.

Crear la Vida que Deseo se ha convertido, para mí, en un medio para conectar con mis sueños desde mi espiritualidad y vivir la vida como un juego que vale la pena aprender y disfrutar.

¿Cuáles son tus ideas sobre la realidad?
¿Qué tan dueño del juego te sientes o qué tan limitado por sus reglas?
¿Crees que es posible Crear la Vida que Deseas?
¿Qué tan sumergido estás en la realidad virtual?

 

Por: Mónica Giraldo P.
Consteladora Familiar y Life Coach

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