Antes de hablar sobre cómo poner el cambio a tu favor, pensemos un momento en esta pregunta: ¿cómo se da el cambio?

Generalmente, tenemos la creencia de que el tiempo es lineal, porque nuestra mente funciona de forma lineal y analítica, ve el tiempo y los movimientos como algo con un principio y un fin. Como en una línea temporal de las que dibujábamos en la escuela, con un antes, un durante y un después.

Pero la realidad es otra: el movimiento universal es expansivo. Todo lo nuevo abarca lo viejo, aunque sea diferente. No hay un antes que desaparece, solamente queda incluido en lo nuevo y, como dice Sophie Hellinger, “de esta inclusión deriva su fuerza”. La forma de lo nuevo si es diferente, es una forma con mayor eficiencia energética donde tú experimentas gran bienestar y, tal vez, felicidad.

Pero atención, cuando hablo de dejar algo atrás no me refiero a excluirlo, sino a vivirlo de otra manera, y tener la apertura a soltar los viejos modos, o formas de experimentar la realidad, y a incorporar las nuevas leyes o reglas que se te presentan.

¿Cuál crees que es el mayor obstáculo que te dificulta lograr que el cambio esté a tu favor?
El mayor obstáculo es la arrogancia…

Ser arrogante significa que estás fuera de tu lugar. El movimiento expansivo del cambio involucra reconocer tu posición y asumirla con todo lo que implica. El primer lugar, que es ser hijo de tus padres, nunca cambia; pero a medida que avanzas en la vida, nuevos lugares aparecen: ser alumno, ser empleado, ser jefe, ser miembro de un equipo, hermano, esposo, padre, etc.
Al haber expansión es posible que el lugar cambie, o las reglas, y responsabilidades sean las que cambian. Esto requiere que tengas la apertura necesaria para tu aprendizaje y reconocimiento de lo nuevo.

Que seas humilde, entonces, significa que reconozcas y ocupes tu lugar. Y también admitir que hay algo más grande en juego, que la expansión no es tuya, sino del universo mismo y tú estás formando parte de ella al darte cuenta e incluirla tal y como es.

En el contexto de lo más grande, de la vida misma, tu pequeño drama personal pierde significado, aun así, tu vida como posibilidad, como lo único que tienes, adquiere toda la relevancia.

Al comprender esto eres llamado a vivir con intensidad, a que valga la pena cada instante, sin aplazar nada, con la claridad de que solo tienes “este momento” y, cualquier argumento que te ayude a retener o vivir algo que no quieres o no deseas, se diluirá en la historia después de tu muerte.

Llamo a esto “descubrir lo insignificante”, la vida te sucede, no puedes hacer nada al respecto, pero tienes la opción de elegir si la disfrutas o no, si la pones a tu favor o en tu contra.

Cuando viene el cambio, y lo tomas, puede suceder que algunas de las personas o contextos que considerabas importantes, o indispensables para tu bienestar, tal vez no formen parte de lo nuevo. Entonces aparece el dolor, el apego, el miedo a perder algo, a quedarte solo…

“Pagar el precio” (concepto muy valioso del pensamiento sistémico de Bert Hellinger) significa que, como adulto, asumes el dolor de aquello que se quedará atrás y no formará parte de lo nuevo, al menos no de la misma manera.

“Quedarse solo es quedar libre”

Para muchos de nosotros, la llegada de lo nuevo, implica que todos nos den la espalda y nos rechacen acusándonos de charlatanes o desleales. Nos quedamos solos. Y esto nos hace libres para explorar lo nuevo sin miedos ni apegos. Al haberlo perdido todo, lo único que queda son las bienvenidas posibilidades.

Abrazar lo nuevo de tal manera, requiere mucha fortaleza interior y la confianza de que algo más grande está a cargo y te dirige. Permitir el movimiento, soltando todo apego, no te exime del dolor natural, pero sí te evita el sufrimiento que se origina en tu resistencia.

Recuerdo hace unos años, que unas semanas antes de mi cumpleaños, me sentí muy deprimida, como enferma del alma. Fue una sensación muy fuerte que me invadía… Hice uso de todas mis herramientas y conocimientos y comencé a proponerme estar bien. Me decía: “vas a tener el mejor cumpleaños posible, tú puedes”. Pero, la verdad, es que me sentía cada vez peor.

Una amiga numeróloga, que considero una maestra, me dijo que alrededor de los cumpleaños había días de crisis. De pronto, se me ocurrió que podría observar esta crisis sin hacer nada al respecto, solo dejar que pasaran los días y hacer lo mejor posible con la energía disponible que tenía hasta que todo aquello pasara. Fue increíble, en el instante que comencé a “dejar de hacer algo al respecto” me sentí mucho mejor. Y al cabo de unos días la crisis fue mermando hasta que finalmente me sentí bien de nuevo.

Tienes la idea de que todo siempre debería estar bien y, si no es así, entonces deberías hacer algo al respecto. Además, quieres que las cosas cambien porque no te sientes bien. Pero, cuando las cosas cambian, sientes miedo y crees que todo empeoró, así que comienzas a hacer algo para que todo vuelva a ser como antes. ¡Qué paradójico!

Esto, estando solo, es difícil y tienes muchas cosas que confrontar cuando no confías en la guía de algo más grande. Si al mostrarse el movimiento “confías”, te aferras a la felicidad y bienestar que deseas experimentar y permites el movimiento, no sufrirás aunque duela y podrás llegar a puerto más fácilmente.

Eso sí: nada será igual nunca más. Algunos de los que se fueron regresarán, otros no. Nuevas personas aparecerán, unos pocos se quedarán y confiarán y serán llevados por el mismo movimiento hacia lo nuevo.

Bert Hellinger nos invita a ser llevados en el mismo movimiento, permanentemente su llamado es a seguirlo hacia donde él ha sido llevado por las comprensiones de las Constelaciones Familiares. Solo a quienes lo deseamos.

Puede suceder que alguien te inspire a ser llevado por su movimiento, puedes percibir a dónde le llevará a él y desear ser llevado también, y puedes elegir y ser llevado por un movimiento abarcador que los lleva a todos y que cada uno vive de forma particular.

Así me sucedió a mí hace poco tiempo. Cuando mi esposo me invitó a vivir mi vida a su lado, esto implicó trasladarme de país y “dejar” mi trabajo y a personas importantes para mí como mis padres, hijos, estudiantes, etc. Puedo decir que, con la claridad de lo que yo quería y la práctica por años de esta forma de pensamiento, no tuve ninguna duda, ni miedo, ni incertidumbre. Sabía que no era posible perder nada y que, de alguna manera, todo me acompañaría a donde yo estuviera.

Y así fue, hoy día sigo en contacto permanente con todas las personas que me importan y ahora ellas forman parte de mi vida de más formas que antes. Mi hija y mi madre ahora trabajan conmigo, y muchos de mis estudiantes se volvieron mis colaboradores en mis proyectos. Para ellos como para mí, la posibilidad de expandirnos en este trabajo se volvió una realidad que nos abarca a todos y donde cada uno encuentra donde explorar más experiencias de vida. Aprendí cómo poner el cambio a mi favor 🙂

Con práctica, los cambios pueden convertirse en algo que disfrutas e incorporas con fluidez, aunque las personas que te rodeen con el tiempo sean otras. La presencia de todos los que te importan sigue en tu interior y te relacionas con ellos de varias maneras novedosas y que hasta ahora no creías posibles.

Ejercicio:

Haz una lista de todas las cosas que han cambiado para ti en el último año. Reconoce el nivel de resistencia y sufrimiento relacionado con estas experiencias. Observa lo que crees que “perdiste” y llévalo en un movimiento hacia tu corazón, dándole un lugar allí y sabiendo que así permanece siempre. Ahora piensa en los cambios que deseas crear hacia delante y reconoce que la vida no será la misma, las personas o cosas se quedarán atrás, pero tú las llevarás contigo siempre. Y lánzate al vacío, algo más grande te recibirá en sus brazos.

Por: Mónica Giraldo P.
Consteladora Familiar y Life Coach

Reinvéntate.net
Matricúlate en nuestros Programas | Regístrate a nuestra Masterclass Gratuita | Descarga nuestro Ebook